Reflexionar acerca del deporte implica una dosis de nostalgia que remite a las remembranzas más profundas de nuestro ser. ¿Y cómo no?, si la memoria colectiva, independientemente de la devoción que cualquier individuo profese por el deporte, se nutre de las emociones que surgen con ocasión de sus gestas. La alegría de un grito de gol, la satisfacción del triunfo en una etapa ciclística, la decepción de una caída a unos pocos metros de culminar la carrera, la tristeza por quedar eliminado de un evento deportivo de máximo nivel son algunas experiencias que han trascendido la esfera de su práctica hasta ocupar, hoy, un lugar en la ciencia del derecho.

La intersección entre el deporte y el derecho implica una ruptura necesaria con la concepción tradicional de la ciencia jurídica y plantea una serie de interrogantes que aún hoy permanecen sin respuesta. ¿Cómo surgió?, ¿realmente existe?, ¿cuáles son los problemas jurídicos que surgen en torno al deporte? Son algunas de las preguntas que delimitan la frontera de la noción del derecho deportivo como disciplina fidedigna emergente en el universo jurídico, o lo contrario.

Por fortuna, el devenir mismo del deporte ha cimentado los presupuestos para que las inquietudes que se desprenden con ocasión de su práctica sean objeto de estudio y se resuelvan a la luz del derecho. Los accidentes en el marco de una competencia deportiva, las relaciones jurídicas de carácter laboral que surgen con ocasión de su práctica, la institucionalización de los organismos que componen al deporte, entre otras vicisitudes que surgen a diario con ocasión de este desarrollo gradual pero contundente, repercuten en la sociedad como un fenómeno que debe ser abordado por el ordenamiento jurídico.

Es por esto por lo que, más allá de los instrumentos erigidos para reconocer al deporte en el escenario jurídico, que a nivel nacional constan en el artículo 52 constitucional, la Ley 181 de 1995, el desarrollo jurisprudencial sobre la materia y demás normas concordantes, nos encontramos ante un escenario propicio para la innovación. A través de nuestra profesión, podemos convertir las experiencias en estrategias de contribución, con el objetivo de construir una estructura sólida que satisfaga las necesidades del deporte y brinde las herramientas necesarias para abordar los cuestionamientos que se formulan alrededor de lo que hoy llamamos con orgullo Derecho Deportivo.

Por Carlos Santiago Cuadros León
Bogotá, 30 de abril de 2024
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